El día que empezamos a preocuparnos por el futuro es el día que perdemos nuestra inocencia.

¿Y qué le importa al mundo cómo esta mi alma?
Más triste que el silencio y más sola que la luna.
¿Y qué importa ser poeta o ser basura?

6.01.2012

Piratas, piratas everywhere! Escena de Lance y Lilith 2 parte!

Segunda Parte.

Saix, que había seguido a Lance sin que su capitán lo hubiera sabido, llegó justo en el momento preciso del beso. Se escondió entre las sombras y observó, y sin poder evitarlo, sonrió. Quizá aquella chica fuera la que salvara a Lance de su soledad y le enseñara amar por encima de todo. Aún le dolía la cabeza, pero gracias a aquello, había merecido la pena. Quizá tuviera que darle un empujoncito a su capitán para que hiciera las cosas bien. Sí, obligaría a Cedric, el cocinero del barco, a que les preparara una cena romántica para que la cosa cuajara. Con esa idea volvió al barco en silencio, pensando que si Lance tomaba el camino correcto, acabarían las fechorías de pirata y las muertes innecesarias. Todos habían visto demasiada sangre a lo largo de los años de piratería, y era algo que, quien más, quien menos, llegaba a perseguirlos.
Al llegar al barco, habló con Cedric, al principio se negó en rotundo a hacerlo, pero a base de engatusarlo, consiguió que el joven hiciera realidad sus peticiones. Aquella noche en el Misery, todos ayudarían a que su capitán se sintiera mejor consigo mismo y no llevara la carga que tantas muertes había engrosado.
Dando órdenes como buen contramaestra que era, envió a todos los piratas de mala gana a hacer algo para ayudar. Y cuando Lance llegó con Lilith y se separaron le abordó.
-Querido Lance... ¿a qué viene esa cara tan larga?
Lance gruñó, observando como Lilith se cerraba en cu camarote.
-Le he prometido que iba a soltarla...
-¿Prometido? ¿Tú?
-Creo que voy a hacerlo.
Saix se sorprendió, mirando al joven capitán a los ojos. De nuevo, a pesar de todo, qué difícil era no mirarle a los ojos, sin aquella máscara que ocultaba sus verdaderos sentimientos, y no sentir lástima por él.
-¿Es lo que quieres hacer?
Lance no contestó, derrumbado, se apoyó contra el mástil y suspiró con cansancio.
-No quieres hacerlo... sin embargo, por primera vez en tu vida, le has dado tu palabra de que ibas a hacerlo en vez de engañarla como podrías haber hecho.
-No quería engañarla. Ella...
-Te hace mejor persona.
Lance le fulminó con sus ojos celestes.
-Eso es mentira.-Se apresuró a zanjar, haciendo hincapié dando un golpe en el mástil.
-Claaaaaro que si, lo que tu digas.-Pero Saix no borró la sonrisa de su rostro mientras escrutaba con sus ojos verdes los de Lance.
Lance, sabiendo que su estúpido e idiota contramaestre tenía razón, carraspeó.
-¿Aún no te he dicho que te largues?-Preguntó, para quitarle hierro al asunto.
-No, ni lo vas a hacer cuando te diga a lo que me he estado dedicando mientras tu no estabas.
Lance bufó.
-¿Tengo que tener miedo?
-¡Te he preparado una cena romántica con la chica! ¿No te parece estupendo?
-Eres un moñas.
-Y tu estás a punto de enamorarte, amigo mío, y...
-Cállate, Saix...
-Sabes que tengo razón y por eso me odias... ¡pero, oh, igual que no permito que haya un abismo entre los dos, no permitiré que lo tengas con Lilith! ¡El amor está en el aire! ¡Os amaréis toda la noche, con pasión y anhelando que no acabe nunca la cita que os estoy preparando!
-Creo que voy a pegarte un puñetazo como sigas así. Avisado quedas.
-¿Por qué no lo admites ya? Además, solo quiero ayudarte. ¿Pegarías a alguien que quiere ayudarte?
Lance no dijo nada más, y Saix supo que había ganado, dejó allí a su capitán y se dirigió a su camarote.
El capitán observó la oscuridad de las aguas, y se sumió en el silencio de sus pensamientos. No quería pensar en nada ni nadie, y menos en aquella chica que olía tan bien y que sin darse cuenta, le hacía sentir mejor persona. Saix tenía razón. Él, que había saqueado, asesinado, usurpado y disfrutado con la vida del pirata.
-Arrasa con lo que veas y generoso no seas...
Pero ahora todo aquello le parecía lejano, como si hiciera años que no cometía fechorías. No era un hombre honesto, ni nunca lo había sido, había mentido como un bellaco y había disfrutado con todo aquello. Hasta que la había besado a ella. Toda la culpabilidad que su pequeña consciencia, o Pepito Grillo, puestos a decir estupideces, se había ido acumulando a sus espaldas y hoy, por fin, se había dado cuenta de que así no podía seguir. Hasta aquella tarde, había sido un puto zombie, destruyendo todo a su paso y ahora despertaba de aquel largo letargo, arrepentido, culpable.
-Yo te declaro culpable, querido Lance...
-Y yo te absuelvo y apelo a tu inocencia.
La voz de Saix sonó seria, sorprendiéndole en su ensimismamiento.
-No te culpes de algo que hemos hecho todos y enmiéndate esta noche. Tengo todas mis esperanza puesta en ti, Capitán.
Lance asintió. Tampoco podía ir tan mal, ¿no?


Lilith había terminado de asearse con una palangana de agua caliente que la pirata de pelo verde le había llevado de mala gana, y a ahora, sentada frente a un plato de suculenta comida, no tenía hambre. Se había vestido con un elegante vestido que prefería no saber de dónde habían sacado, igual que lo zapatos y los productos de aseo femenina que no pegaban nada con los piratas de aquel barco.
Se había besado con Lance, el Cuervo, Sheldon, y además de que le había gustado, había olvidado por un momento que él no era ese sanguinario pirata del que hablaban. Había querido olvidar que había acabado con toda una familia para quedarse con su fortuna, igual que había sesgado la vida de tantos marines que habían dado su vida para proteger sus barcos... dejó de pensar en todas las cosas horribles que había oído de él, pero no la hizo sentir mejor.
Miró el plato que había junto al suyo, y pensó que su acompañante se retrasaba, aunque hubiera preferido que no llegara a presentarse. ¿Qué debía decir o hacer cuando se presentara junto a ella?
Suspiró con cansancio, frotándose las manos con nerviosismo, y fue en ese momento cuando la puerta se abrió revelando a su acompañante.
Lance no parecía un pirata así vestido, y aunque la muchacha se sorprendió, no olvidaba como la había salvado aquella tarde matando a los dos hombres que habían intentado aprovecharse de ella. Apartó la mirada de Lance, que le había sonreído, y la fijó de nuevo en la comida humeante.
Lance, extrañado, se quedó allí quieto. No quería ponerla nerviosa, ni que se sintiera incómoda, pero era un pirata, lo sabía y no era fácil que alguien que no lo fuera estuviera cómodo a su lado. "Pero el beso...". Por fin dio varios pasos hacia la mesa, abrió el vino y se sirvió, vertió un poco en la copa de Lilith, que no lo denegó.
-¿Te encuentras mejor?-Preguntó, sentándose al lado de la joven.
Lilith asintió sin mediar palabra. Se lo estaba poniendo difícil.
-Cuando lleguemos a buen puerto te dejaré allí, como te he prometido.-Dijo, para relajarla.
Lilith dejó de mirar su plato para mirarle por fin. Los ojos celestes de Lance no le parecieron dementes como la primera vez que los vio, sino cálidos.
-Gracias.
-No hay de qué, te prometí que te dejaría ir...
-No es por eso... por salvarme de... ellos.
Lance, que hasta ese momento había estado cortando su bistec, la miró.
-No tiene importancia.
Lilith negó con la cabeza, 
-Para mi si... puede que tu estés acostumbrado a ver morir a la gente, pero yo...
-Los maté para salvarte la vida.-Dijo Lance, con brusquedad, para zanjar el asunto.
Lilith se encogió sobre si misma.
-¿Hubieras preferido que te violaran y se marcharan vivitos y coleando? ¿Que no hubiera llegado a tiempo y nadie les hubiera castigado? ¿Que te dejaran allí tirada desangrándote o a saber qué?
Lance se levantó, tirando la copa sobre su comida.
-Joder, mierda.
Lilith, asustada, volvió a temer a aquel pirata. Mientras, Lance se sintió estúpido vestido de aquella manera e incómodo. Era la ropa que Saix se ponía para ir a ver a su mujer, de "hombre normal" la llamaba el ex soldado. Igual que el vestido que llevaba puesto Lilith, era un recuerdo del tiempo que Drusilla, la esposa de Saix, había pasado con ellos en el barco hasta que se quedó embarazada. El pensar en Dru, le dio tristeza, ella y otros que habían pasado por su vida le habían abandonado porque no querían vivir aquella vida. Jillian, Paul... no eran más que unos pocos que habían pasado y se habían ido, dejándole atrás en su mierda de vida de pirata. Vacío... unos habían muerto y otros, menos listos, habían querido llevar otra vida.
-He perdido a muchas personas en mi vida, no quería perderte a ti también.
Lilith se sorprendió y le miró, sin darse cuenta había empezado a llorar.
-Será mejor que te deje sola.-Y el pirata salió de la habitación.
Lilith se quedó sola y marchita de nuevo, llorando como una chiquilla desvalida.

Lance se apoyó en la puerta al salir. Lo había intentado, de verdad que lo había hecho, pero era tan difícil dejar atrás la naturaleza que le había acompañado tantos años. Se desabrochó el nudo del pañuelo que llevaba atado al cuello y se deshizo la coleta. Aquel disfraz no había conseguido lo que uno esperaba. Dispuesto a dormir fuera, se alejó de la puerta, que se abrió en aquel momento.
Lilith le miró se acercó a él y sin que Lance se lo esperara, le besó.

-¡Toma! ¡Creo que esa bolsa de dinero es mía, amada Claire!
-Te odio, Saix, te odio mucho.

Because you live and breathe
Because you make me believe in myself when nobody else can help
Because you live, girl
My world has twice as many stars in the sky

Cuando se separaron, Lilith se abrazó al pecho de Lance.
-No sé por qué lo he hecho, solo que debía hacerlo.
Lance no correspondió el abrazo hasta unos segundos después.
-Tenía la necesidad de hacerlo.
Lance asintió.
-Siento haber sido tan brusco antes.-Se disculpó, separándose de ella y entrando de nuevo en el camarote.
-Yo no estaba muy receptiva.
-¿Y lo estás ahora?-La preguntó la pilló desprevenida.
-Sí... cuando me has dicho que no querías perderme... he sabido que en el fondo eres buena persona.
-Si soy buena persona es porque tú me haces serlo.-Y sin que ella se lo esperaba la volvió a besar, pero no fue un beso corto como los dos antes, la cogió las mejillas y la besó apasionadamente. Metió su lengua en la boca de Lilith y la entrelazó con la suya. Lilith puso sus manos alrededor del cuello de Lance. Sabía tan bien... le encantó el contacto de sus lenguas al rozarse. Había visto besos como aquellos en el teatro, pero nunca pensó que ella misma podría tener uno así. Se sintió cálida entre los brazos de Lance y para nada incómoda, sintiendo su pecho junto al suyo mientras se besaban.
El beso duró unos agradables segundos, los brazos de Lance habían ido bajando por la espalda de Lilith hasta aposentarse en la cadera de la muchacha, y fueron más lejos. Lilith sintió con sorpresa como Lance le acariciaba el trasero con dulzura, pegándola aún más a su cuerpo. Y fue cuando Lilith notó el miembro duro de Lance contra su vientre. Sonrojada, se separó de Lance, evitando su mirada.
-Lo... ¿siento?-Dijo él, tocándose los labios, carraspeando.-Pero mi cuerpo pide a gritos el tuyo.
Lilith le miró, aún con las mejillas sonrojadas.
-¿Y cómo sé que el mío quiere al tuyo?
Lance se acercó a ella y la acarició los brazos.
-¿Qué sientes cuando te toco?
-Mi corazón va más deprisa.
-¿Y cuándo te beso?
Ella se sonrojó más aún sin poder evitarlo.
-Eso es que quiere.
Lance la cogió por el mentón y la volvió a besar.
-Déjate llevar.
Y la tocó los pechos, Lilith al principio pegó un brinco, asustándose, pero las acciones de Lance eran lentas y cálidas, no buscaban hacerla daño como los hombres que habían intentado abusar de ella. Lilith quería aquello, así que cuando notó como Lance desabrochaba los botones del vestido, simplemente le ayudó, sin parar de besar su labios.
Lance agradeció la ayuda, ya que no estaba acostumbrado a desvestir a mujeres que llevaran vestidos como aquel. Cuando Lilith se quedó en ropa interior, Lance supo, de nuevo, que el desgraciado de Saix tenía razón. Se había enamorado de aquella chiquilla y no podía hacer nada por evitarlo. Intentando no pensar en nada más, hundió su cara en los pechos de Lance y ésta se rió con nerviosismo, notando la lengua de Lance sobre uno de sus pezones. Aquello la revolucionó, nunca pensó que alguien besando sus pechos le haría sentir aquel calor interno.
Cuando Lance volvió a sus labios, le ayudó a quitarse la camisa, que ya casi estaba abierta, y la arrojaron junto al vestido. Lance acariciaba el cuerpo de Lilith, y esta disfrutaba del contacto, cerrando los ojos y dejandose llevar. Sin darse cuenta, habían acabado cerca de la cama, y allí se tumbaron, Lance sobre Lilith.
El miembro de Lance, que estaba despierto completamente, quería salir para entrar en acción, pero no era el momento. Lance primero tenía que preparar el terreno. Tumbo a Lilith en la cama, la cara sonrojada y sus ojos aclamando deseosos lo que él solo podía hacerlo, hicieron que tuviera que morderse el labio inferior para no montarla en aquel momento. Terminó de desvestirles por completo, y se embelesó con la piel de Lilith, suave y tersa. Sus manos recorrieron el cuerpo de Lilith, que se dejó llevar por las manos de Lance, cálidas y expertas. Lance la besó el vientre con delicadeza, mirándola a los ojos mientras lo hacía, y bajó su lengua por hacia su sexo.
Lilith pegó un brinco al notar dicha lengua en uno de los rincones de su cuerpo donde nunca pensó que podría sentir una lengua. Pero del asombro pasó al placer, y agarró con fuerza la almohada mientras Lance hacía un brillante trabajo y se mordió el labio inferior, notando un cosquilleo en su sexo nunca antes sentido.
Aunque todo aquello era nuevo para ella, su cuerpo actuaba por puro instinto, se estaba dejando llevar como Lance le había dicho y además disfrutaba como cosecha propia.
Cuando notó las convulsiones del primero orgasmo de su vida apoderarse de sus caderos, no puedo evitar soltar aquel gemido que incluso sorprendió a Lance, que paró de hacer lo que estaba haciendo.
-¿Qué ocurre?
Lilith, respirando entrecortadamente le observó mientras se limpiaba la boca, y avergonzada con el rostro encendido, se encogió.
-¡No me mires, no me mires!-Exclamó, tapándose la cara.
Lance al captar lo que había ocurrido no pudo evitar sonreír con satisfacción.
-¿Entonces no te ha gustado?
-¡Me ha encantado!-Y volvió a encogerse sobre sí misma, sin poder evitarlo, riñéndose por haber dicho aquello.
Lance se tumbó a su lado, le quitó las manos del rostro y la miró a los ojos.
-No tienes por qué avergonzarte de los que has sentido, Lilith. Es algo natural.
-De donde vengo solo hay un nombre para alguien que se entrega sin estar casada.
Lance se quedó pensativo.
-Esto aún no se puede llamar "entregarse", sigues siendo pura y virgen. Tiene solución, si quieres arreglar eso.
Lilith le miró, volviendo a sonrojarse.
Y sin que pudiera decir nada más, Lance la besó, la besó de una forma que Lilith no pudo resistirse. ¿Y quién podría con un hombre como aquel? Todo su cuerpo era maravilloso, y sus ojos, ahora que no tenían sobre él aquel peso que había obstaculizado su felicidad, brillaban de una forma mágica.
Caricia tras caricia, Lance se puso encima de la muchacha, que le besaba acariciándole el cabello oscuro, jugueteando con el, y la separó las piernas despacio, para no perturbar el momento. Lilith  acariciaba la espalda de Lance, más nerviosa de lo que parecía, el calor que le recorría el cuerpo no era como ningún otro que había vivido ni sentido antes, y solo podía ser una cosa. El deseo la recorría, al igual que Lance, y quería que ocurriera lo que tenía que pasar, que Lance no se demorara, pero a su vez, sentía miedo. Miedo por lo que pudiera pasar después, de las consecuencias. Cerró los ojos con fuerza, no quería pensar en nada más que no fuera aquel momento.
Y cuando Lance entró dentro de ella con delicadeza, dejó de pensar y respirar por un momento. 
Lance no dejó de mirarla en ningún momento, no podía dejar de hacerlo, era tan dulce y hermosa que solo su carita bonita le embelesaba y la hipnotizaba. No se movió ni un ápice estándo dentro de ella hasta que ella abrió un ojo y le miró, entrecerrado y lleno de deseo.
-¿Estás preparada?
Lilith tragó saliva, respirando profundamente, y tras unos segundos que a Lance le parecieron eternos, asintió, volviendo a cerrar los ojos. Lance la besó una mejilla, luego la otra, la frente y por último los labios y se movió.
El primer mete-saca hizo daño a la chica, como era de esperar, su reacción fue la normal, se aferró a él con fuerza. Pero Lance no esperó a que recobrara, podría ser peor, así que volvió a entrar en ella, esta vez con un poco más fuerza de lo que debería, y ella gimió, pero no de dolor, sino de placer.
Embestida tras embestida, la vagina de Lilith se acomodó al miembro de Lance como un puzzle, y abrazados bajo la manta de la cama del capitán, hicieron el amor (en serio he escrito yo esto? O.o) despacio, sin prisa, disfrutando del momento como dos jóvenes que eran.
Lance notaba como su miembro, duro dentro de Lilith, se calentaba cada vez más y desde su escroto llegaba el orgasmo, recorriendo antes sus piernas como una corriente eléctrica, gimió y su miembro bombeó como nunca antes lo había hecho.
Aquello incitó al cuerpo de Lilith a que llegara su segundo orgasmo, y aquel fue mejor que el anterior, notaba el de Lance y de nuevo, unidos por algo más que sus miembros. Embestida tras embestida llegaron hasta el final y mucho más, como si floratan.


Era de noche cuando Lilith se despertó, estaba sola en la cama que había compartido con Lance. Se levantó, cubriéndose con la sábana, buscando al capitán por el camarote, pero él no estaba ahí. Extrañada, se aventuró a abrir la puerta, no antes si ponerse una camisa de Lance que estaba tirada por el suelo. Cerró la puerta despacio al cerciorarse que no había nadie en cubierta y le buscó.
No tardó mucho hasta que lo encontró, apoyado en el mástil del barco. No estaba solo, el pirata al que había golpeado en la cabeza estaba con él. Se quedó donde estaban, escuchando la conversación.
-¿Y ahora qué?-Había preguntado el capitán.
-¿Qué de qué?
-¿Que tengo que hacer?
-¿Sobre qué?
-Saix, ponte serio por una vez en tu vida, ¿vale? Necesito ayuda.
-Oh, mi amado capitán, yo te brindaré mi ayuda en lo que sea... y cuando digo lo que sea es que estoy abierto a un trío... quizá Dru no... ¿un cuarteto?
Lance le ignoró.
-¿Se supone que tengo que dejarlo todo por una chica?-La pregunta de Lance hirió a Lilith.
-¿Quieres dejarlo todo por esa chica?
-No lo sé, Saix, de verdad que no lo sé. Me encanta mi vida, soy feliz, tengo un buen barco y a los mejores piratas de este lado del océano. Me gusta ser pirata... a veces es duro, pero nosotros los somos más.
Saix suspiró.
-Pues entonces déjala, no será la primera... ni la última me temo.
-Sería lo mejor...
Lilith no quiso escuchar más y se fue, con los ojos llenos de lágrimas. Pero la conversación de aquellos dos piratas no acabó allí.
-...pero no quiero, Saix.
Saix sonrió en la oscuridad.
-Entonces no lo hagas.
-No sé cómo me acogería el mundo siendo solo Lance Sheldon.
-Cámbiate el nombre, puedes ser Celan Sholden, es un buen nombre, ¿no? O Calen Deshlon.
-Poco original, amigo mío.
-El nombre es lo de menos, Lance.-Saix le cogió por los hombros y le miró fijamente a los ojos.-Ve a ese camarote, pídele a esa chica que se case contigo y forma una vida fuera del Misery y de los piratas que vivimos en ellos. Te lo mereces.
-Si, joder, claro que me lo merezco.-Y se fue corriendo.
Saix se sintió realizado.
-Ahora solo me falta unir a Aya para poder jubilarme como Celestino.


Lance abrió la puerta apresuradamente, con una sonrisa bobalicona en los labios, dispuesto a abrir su corazón por primera, y espera última vez en su vida.
-Lilith...
Pero Lilith estaba terminando de vestirse, y no tenía la cara de alguien que quisiera oír lo que Lance tenía que decirle.
-¿Cuándo zarpamos?-Preguntó, con una voz fría y carente de sentimientos.
-¿Cómo?-Lance no entendía que ocurría allí.
-Me prometiste soltarme, y estoy esperando a que cumplas tu palabra.
Aquellas palabras dejaron helado a Lance.
-Pero...
-¿No vas a cumplirla?-Aunque pareciera fuerte, Lilith por dentro lloraba sin parar.
-Si... si es lo que quieres.
-Sí, es lo que quiero.
Lance, herido ante aquel nuevo abandono, volvió a ponerse la máscara, y de nuevo, todo el peso que llevara hasta unirse con Lilith, volvió a su espalda.
-Ahora mismo, señorita.-Y salió del camarote dando un portazo.
La oscuridad se apoderó de él irremediablemente, había pensado que el rayo de luz que era Lilith en su vida, podría salvarlo de la desesperación y la soledad que le habían acompañado. Se había aferrado a ella de tal forma que ahora que ella no quería estar con él, era algo que no podía soportar. Algo que atenazaba su corazón con alambre de espinos, su maltrecho y maldito corazón que lloraba por su pobre y cruel destino.
Lance se topó con Saix, que llegaba con una botella de ron.
-¡Enhorabuena, mi estimado capitán! Ya somo dos los que estamos felizmente comprometidos en este barco.-Exclamó.-Mira lo que he traído para que brindemos...
Pero la contestación de Lance solo fue un empujón bastante fuerte para lo que era Saix, que trastabilló y tuvo que apoyarse contra la puerta del camarote.
-¿Lance?
-¡Levad anclas, malditos vagos! Quiero llegar a buen puerto antes del amanecer, y como no sea así os haré pasar por la quilla a todos y me buscaré una puta tripulación mejor que vosotros, asquerosos perros.
La tripulación, sorprendida, no abrió la boca e hizo lo que Lance les había ordenado. Sabían que cuando su capitán estaba así, era mejor no replicar, por muy cruel y déspota que se pusiera. Momento mejoras había tenido, al parecer.
Pero Saix no se rindió, y arrojando el ron al suelo, siguió a su capitán hasta que le cogió.
-¿Qué demonios pasa contigo?
Lance le empujó, alejándose de él.
-¿Me estás retando, contramaestre?-Su voz, fría cual témpano, asustó un poco a Saix, pero éste no se dio por vencido. Que va.
-No, solo quiero una explicación.
-No tengo por qué dártela, es más, te relevo del cargo de contramaestre y tu también abandonarás el barco, no quiero verte por aquí nunca más. ¡Claire!-La pirata apareció de la nada.-A partir de ahora eres el puto contramaestre de este maldito barco.
-Pero...
-¿Tu también me estás retando?-La amenazó, con los ojos azules oscuros por la ira.
Claire se encogió, algo que ella nunca hacía, porque era una mujer fuerte y no se dejaba amedrentar por nadie. Pero aquello no le había pasado nunca.
-No, señor. Solo que...
-Bien, vuelve al trabajo, y dejadme todso en paz, no quiero ver a nadie hasta que dejemos a esa muchacha lejos del barco.-Y se fue.
Claire y Saix se miraron.
-Creo que me debes una bolsa con dinero.-Se la entrego.
-Esto aún no se ha acabado.


Cuando amaneció, Lilith se atrevió a salir del barco. Lance no había vuelto en toda la noche al camarote, y era lo mejor que podía haber hecho. El sol la cegó unos segundos, pero se alegró de notar el calor en las mejillas y aspirar el dulce aroma del mar. Podría llegar a echarlo de menos... Se quitó la idea de la cabeza, iba a volver a ser una señorita, y no pensaba luchar más contra ello, como debía haber hecho desde el principio. Se asomó para ver el brillante agua y sonrió, nunca podría evitar que le gustase el mar. A lo lejos se veía tierra, no tardarían en llegar. Y así fue, en poco menos de una hora, llegaron a puerto, y acompada de Claire, la pirata de pelo verde, que ni la miró ni la dijo nada, bajó del barco. Había tenido la esperanza de que Lance viniera a despedirse de ella, pero sabía por lo que había escuchado que era más fuerte su amor por su vida de piratería que lo que había sentido por ella aquel día que había pasado juntos. ¿Qué esperaba? Él era un pirata que había matado para sobrevivir y convertirse en una famoso pirata, ¿pensaba que iba a dejarlo todo por ella? Claro que no... pero se equivocaba, como siempre.
Una vez en tierra firme, caminó, alejándose del barco y de la pequeña aventura que había vivido. Quizá fuera la única que había sobrevivido de todos los secuestros piratas y debía estar contenta. Tras varios minutos caminando, salió a una plaza. Debía buscar a la autoridad.
Se giró, y a unos metros de ella estaba el contramaestre Saix, aunque ella no sabía que ya no lo era.
Él no se había dado cuenta de que ella estaba tan cerca, simplemente miraba la foto de alguien con tristeza, suspirando. Sin poder evitarlo, Lilith se acercó a él.
-Hola...
Saix la miró.
-Hola.
-¿Puedo preguntarte que te ocurre?
Saix se quedó en silencio unos segundos.
-He dejado el barco y a su vez, de ser contramaestre y por lo visto amigo de Lance.
Lilith se sorprendió.
-¿Por qué?-Preguntó, intrigada.
-No quiero echarte la culpa, pero se puede decir que algo de ella si que tienes. Lance iba a declararse anoche... Después de años viajando con él, veía ilusión en sus ojos...  pero al salir del camarote solo había rabia en ellos. Como yo le incité a que se te declarara, me ha echado... a mí, me ha echado a mi. ¡Yo que he vivido lejos de mi familia todos estos años por mi amor por él! Maldito crío consentido, ahora el abismo entre los dos es imposible de superar... me he rendido.
Lilith apenas había escuchado lo demás, solo lo de que Lance prentendía declarse.
-Él... ¿me quiere?
Saix la miró.
-Claro que te quiere, joder, le has cambiado... bueno, le habías cambiado. Ahora es más cabrón aún de lo que era. Me da miedo de lo que sea capaz de hacer sin mi... y con Claire como contramaestre, esa chica es el mismísimo diablo.
-Me quiere...
-Ya te he dicho que si...
-¡Me quiere!-Y abrazó a Saix con entusiasmo.
-Ah, claro, esto es como las novelas rosas que lee Drusilla. Ahora es cuando tu corres hacia el barco y él te ve, entonces os abrazáis...-Y empujó con cuidado a Lilith para que hiciera lo que hacía.-... ¡y él te besa! Luego te toca los pechotes... Bueno, lo de los pechotes es secundario. Pero déjame decirte que los tienes muy bonitos...-La gente que pasaba a su lado le miraba mal, como no.


Lilith corrió todo lo que sus piernas le dejaron, y añadiremos que correr con tacones es algo que no todas saben hacer, a parte de que es incómodo y te destroza los pies. Pero en fin, volviendo al tema, Lilith corriendo, con el corazón desbocado porque su hombre, el que la había hecho sufrir, la quiere de verdad, pero no se lo ha dicho porque ella, oh, ella, que es más dura que las piedras, no se quedó todo lo que debería de la conversación que había escuchado a escondidas y se había quedado solo con lo malo. Pero cuando llega al puerto, el navío de velas escarlatas ya no está.
Desesperada, busca en el horizonte, y lo ve, pero no puede hacer nada más que quedarse allí, sola, rota de nuevo, viendo como el hombre que la ama se aleja de ella, de todo lo que han vivido. Y se enfada, grita, llora y maldice al puto destino, pero esa palabra en ella suena muy burda, pero se la suda, ya no quiere ser una puta señorita, no, ahora quiere ser lo que ella misma decida. A la mierda los tacones, se los quita y aún llorando como una histérica los lanza al mar con rabia. Se desata el peinado que ha estado casi toda la noche intentando hacer, y deja el cabello oscuro la caiga sobre la cara, le da igual que piensen que es una loca pordiosera. Y como le da igual todo, se quita el vestido quedándose en ropa interior, lo hace un arrebujo y también lo lanza al mar, donde empieza a hundirse.
Cae al suelo, sin parar de llorar, y solo cesa cuando llega Saix, entendiendo lo que ocurre y la tapa con su chaqueta.
-Lo siento...-Es lo único que dice el ex pirata ex soldado.




-Volvemos a encontrarnos, Jack Sparrow...-Dijo el hombre calamar Davy Jones.
-Te has equivocado, amigo mío. Esta es mi historia, no la tuya.-Dice Lance, que hasta ese momento estaba luchando contra el capitán de la marina real William Cooper, alias Cobalto.
Davy Jones desaparece, y ahora si que vuelve todo a la normalidad.
Quizá debería explicar los hechos. Bien, allí voy.
Como Saix temía, Claire como contramaestre no es la mejor idea del joven capitán, que se deja llevar por la rabia y el despecho que siente al haber sido rechazado por la única mujer por la que había sentido amor. Han pasado varios meses desde que el Misery zarpó de buen puerto, y entre asaltos a barcos y piratear, los piratas del navío de velas rojas han estado muy ocupados. Con lo cual, el Rey... rey a secas, ha decidido terminar con la oleada de desastres que dejan a su paso estos y muchos piratas. El Misery ha podido huir hasta ahora, pero acorralado por dos naves repletas de soldados, ha decido entrar en acción, o más bien lo ha decidido Claire, ya que el capitán solo aprueba lo que sea destrozar, matar y arrasar.
Y ahí está Lance el Cuervo Sheldon, peleando épicamente con el hombre que un día le cortó la mano... no, espera, eso no pertenece a esta historia. Lucha épicamente contra el hombre que lleva odiándolo años por arrebatarle sus barcos sin poder evitarlo. Ya sabemos todos que Coba es un poco rencoroso, y como buen líder y soldado, no cesa en intentar capturar al pirata.
La lucha es encarnizada, han caído varios hombres de uno y otro barco, llorarán por ellos más adelante, pero en ese momento solo vale el luchar. Sable contra espada, cañón contra cañón, solo uno puede quedar en pie, y ninguno de los dos quiere caer. Pero como ya he dicho antes, hay dos barcos de la marina real contra el Misery, y aunque los piratas son sanguinarios y duros hasta el fin, no podrán luchar contra dos bandos que parecen haberlo hecho muchas más veces. La desesperación empieza a calar en la tripulación, que solo puede defenderse con lo que tiene, y algunos se esconden, esperando que Davy Jones vuelva y les ayude, pero Davy ha vuelto a su historia y tiene sus propios problemas. Solo pueden observar como su capitán, con la máscara de frialdad, o Poker Face como ya dijimos en la anterior escena, lucha contra el capitán Coba por sus hombres... o por vivir... o saber qué pasa por esa demente cabeza. Porque eso es lo que ha acabado por hacer su cabeza, volverse loca por añoranza a la mujer que poseyó una noche y le marcó de por vida.
Lance está cansado, lleva días sin poder dormir bien, y Coba está fresco y lleno de adrenalina por capturar a su mayor rival. Puede que por eso Lance falle y pierda su sable, Coba le pone la hoja de su espada en el cuelo.
-Este es tu final, Sheldon.
Lance no hace ni dice nada, como si ya esperase aquello desde hacía mucho tiempo, solo parecía alargarlo.
¿He dicho que es de noche? Pues si, y además hay niebla. Por eso no ven acercarse el tercer navío a la lucha, y cuando lo ven, ya está encima de ellos y choca contra el Misery, por suerto no sufre daño, porque es un barco tan hermoso que compite con la Perla Negra, pero no se lo digáis a Sparrow, no vaya a ser que venga a por el Misery y haya bronca.
Coba y Lance caen al suelo por el golpe, y el capitán de la marina real pierde su espada. Lance es más rápido que él y recoje la suya, aputando al corazón de Cobalto con resignación.
-Debiste hacerlo cuando tuviste la oportunidad... hagamos una cosa,-Lance se apuntó a su propio pecho con su sable.-te cedo el mérito de acabar conmigo, así quedará más épico y más pirata.
-¿De qué demonios estás hablando?-Coba se levantó con cuidado, observándole sin entender.
-Quiero morir ya, Coba, y si no lo haces tu porque eres inútil, tendré que hacerlo yo...-Y se dispuso a clavarse en el pecho su propio sable.
-¡No lo hagas Lance!
Lance se quedó en aquella posición unos segundos, ¿de quién era aquella voz? Hacía tiempo que no la oía, y se había odiado por haber llegado a olvidarlo, pero su subconsciente que estaba cansado de sufrir, había tomado las riendas de su memoria y había optado por relegar algunas cosas para que su mente castigada pudiera descansar un poco más. Su corazón, el cual estaba encerrado bajo llave como el Davy Jones, volvió a latir, desatándose del alambre de espino que lo había cubierto, y el calor entró de nuevo en su cuerpo. Bajó poco a poco la espalda. ¿Cómo se llamaba?
-¿Lilith?
¡Sí, buen chico, ese es el nombre! Búscala, hombre, tiene que ser ella.
-¿Lilith, eres tu?-Preguntó, dudoso, sin llegar a creérselo. Estaba loco, o tenía cáncer y por eso oía cosas que no estaban ahí. Y entonces la vio, majestuosa, preciosa y además sexy con aquella ropa de... ¿pirata? Definitivamente le habían drogado, o como ya he dicho antes, tenía cáncer y de ahí venían las imaginaciones. (he aprendido en Grey's Anatomy que si ves alucionaciones puedes tener cáncer... es muy lioso, peeeero es verdad)
-Si, soy yo, Lance.-Era la voz de Lilith, no podía negarlo.
Preguntar que era cáncer era romper el momento, soltó el sable y caminó hacia la chica que... ¿se había cortado el pelo? Bah, le daba igual, seguía siendo preciosa y le seguía enamorado.
-Estás aquí...
-Lo estoy, he venido por ti.
-¿De verdad?
-Sí, he venido por que te quiero y sé que tu me quieres a mí. Espero no llegar muy tarde.
-Y yo también, Lance.-Saix apareció al lado de la muchacha.-Y también, hemos venido a salvarte el culo, porque hijo, en menudo lío te has metido. Sabía yo que Claire te iba a traer problemas. ¿Por cierto, dónde está? Me debe dinero.
Coba cogió la espada, todo aquello parecía una broma del cruel destino, pero sus órdenes eran claras y tenía que acabar con el pirata Lance el Cuervo Sheldon, y lo haría.
Lance y Lilith se estaban besando, después de tanto tiempo es lo que deseaban hacer... y otras cosas, pero no era el momento.
-Pero antes de nada, creo que estaba luchando con alguien, Lance.
Lance se separó de Lilith y cogió la espada que Saix le tendía.
-En seguida estoy de nuevo contigo, Lilith. ¿Por dónde íbamos Coba?
-Creo que con mi espada en tu cuello.
-Lo siento, ahora ya no quiero morir, no me lo tengas en cuanta. Podemos luchar y luchar, pero sabes que soy un pirata y haré trampas. Entonces tu te enfadaras e intentarás de cualquier manera acabar conmigo. Quizá lo consigas, o quizá no, podemos estar así hasta que caigamos al suelo agotados. Opto por dejarlo pasar y enfrentarnos cuando los dos tengamos un par de hijos, sé como miras a tu contramaestre, y así podremos zanjar nuestras vidas a manos del otro, ¿qué te parece?
Coba no contestó.
-Vamos, capitán, sabes que es la mejor opción. Puedes decirle a tu rey que luchaste con fiereza, pero que El Cuervo siempre será el mejor escapando.
Coba se quedó en silencio unos largos minutos, enfundó su espada y se acercó al pirata.
-Pégame un puñetazo.
-¿No te gusta mi plan?
-Noquéame... o seguiremos luchando hasta el final del...
PUM
Coba cayó al suelo inconsciente.
-Ya vuelvo a estar contigo, Lilith.
Y con aquel beso apasionado acaba esta historia.
El Misery siguió surcando las aguas, siempre seguido del Silver, el navío de velas plateadas que había comprado Lilith para buscar a Lance durante aquellos meses. A todo esto, la madre de Lilith se piensa que está muerta... ¿no os da pena la pobre mujer? Venga, para que os quedéis tranquilos, la mujer de Saix, Drusilla, embarazada ya de su segundo hijo, fue a visitarla y le contó que Lilith es feliz con Lance. La mujer no se lo tomó muy bien peeeero se va a casar con el que iba a ser el prometido de Lilith y ya tendrán otros hijos. ¿Mejor?
Lance y Lilith son felices piratas casados, siempre perseguidos por el incansable Coba y su joven prometida la señorita Noa, y así seguirán hasta... bueno, hasta que se cansen, eso ya es otra historia y será contada en otro momento, ¿verdad, Bastian?








Tengo que decir que me ha encantado escribir una historia de piratas, básicamente porque me encantan, así que si queréis recomendar pelis o libros de piratas, me las veré y leeré con mucho gusto ^^