El día que empezamos a preocuparnos por el futuro es el día que perdemos nuestra inocencia.

¿Y qué le importa al mundo cómo esta mi alma?
Más triste que el silencio y más sola que la luna.
¿Y qué importa ser poeta o ser basura?

11.28.2011

Lance&Christian: Acoso.

Bueno, ya lo he acabado... en un día, señores y señoras! Espero no haberlo hecho fatal xD. Tenía pensado hacerlo entre anoche y esta tarde... pero mi madre me trolleó con el ordenador ¬¬. Se lo pedí a eso de los 12, 12 y media y empezó diciendo "10 minutos" que poco a poco se convertían en una hora xD. A las 2 me cabreé con ella y me fui a dormir... Pero en fin, a ver si hoy después de The Walking Dead me deja ponerme, yo lo intentaré!
Dejar claro una cosa: la idea es ficción, ni Lance es profesor ni Christian es bisexual, ni ninguno de los dos me pertenece, son vástagos de Marta. Es una idea que salió de mi mente calenturrienta (sí, hijos, sí, necesito un polvo xD veo historias de sexo por todas partes... a lo que me recuerda que aún debo un par a Marta y otra a Adrián xD). Espero que os guste, me voy a ver un capítulo de algún anime de los que llevo y a seguir escribiendo, que viene Rafa y sé que poco voy a hacer cuando él esté.


Lance y Christian en: Acoso.

Lance bajó del autobús amedrentado, estaba nervioso por su nuevo trabajo. Había estudiado duro para hacerse con ese trabajo de profesor suplente en prácticas y ahora la duda se apoderaba de él. Agarrando sus libros se paró en medio de la calle, respirando profundamente y serenándose. No sabía si estaba preparado para enfrentarse a adolescentes que cursaban la preparatoria.

Suspirando, siguió su camino, persiguiendo a su vez a los que podrían ser sus alumnos. Los observó, chavales de entre dieciséis y diecisiete años que habían elegido ir a la universidad para estudiar una carrera. O, en su defecto, chavales que no sabían qué hacer con sus vidas y habían optado por escuchar a mamá y papá.

Christian Sloan era uno de esos últimos.

Con los cascos naranja chillón y su abrigo, paseó entre sus nuevos compañeros intentando no ir demasiado rápido para no empezar aquella nueva etapa. Sus últimas relaciones no habían ido bien, y al final, como siempre, había huido como un perro con el rabo entre las patas y la palabra fracasado tatuada en la frente. Tenía, de nuevo, otra oportunidad para avanzar y volver a empezar.

La campana sonó y miró de nuevo el papel que le dictaba su sentencia. Aula A4. Suspiró y se dirigió rumbo a su nueva clase.

-Yupi…

En el Sala de Profesores le habían atendido muy bien, incluso le habían regalado una taza de color azul donde ponía Prof. Shellon… aunque su apellido era Sheldon, había sonreído y dado las gracias, además de haberla estrenado con elegancia con un café amargo y medio frío. Ahora, guiado por la directora Sharon se dirigió a su primera clase.

No podía quejarse de las instalaciones del instituto, estaba muy bien provisto de ordenadores y taquillas, un comedor donde tenían dos menos, uno de ellos vegetariano, un gran pabellón donde se hacía la clase de educación física y un invernadero para las clases de botánica.

Era privado, y no sabía cuánto pagaban los chicos por estudiar así. Por si no lo había dicho antes, era un instituto solo para chicos. Así las hormonas no estarían dando por saco… cuando se equivocaba el joven profesor.

Christian se sentó al final de la clase, solo, expectante, observando a cada uno de los veintiún chicos que como él habían elegido el bachillerato de humanidades. Había de todo, pero él no sería quien juzgara el primero. Sacó uno de sus cuadernos de la mochila y lo abrió por una página en blanco a la vez que sacaba un bolígrafo bic azul, se reposó en el respaldo de la silla y cruzó los brazos, justo en ese momento entraron dos personas en el aula.

-La directora Sharon…-Comentó uno de los chicos que se sentaban delante de él.

-Debe venir a presenta al nuevo profesor de griego y latín.

-Buaj, la sustituta que tuvieron el año pasado estaba buenísima, ¿te acuerdas?

-Sí… supongo que si…

Christian ignoró los comentarios de los chicos y prestó atención a la presentación del nuevo profesor. Sharon riñó a un par de alumnos que hacían bromas por lo bajo y se marchó, dejando al indefenso y pobre profesor en una clase llena de pequeñas y jóvenes fieras.

Ahora que estaba frente a sus primeros alumnos, no estaba nervioso, al contrario, sentía que ninguno de ellos podría amedrentarlo.

-Buenos días.-Saludó con cortesía.

-Buenos días, profesor.-Le saludaron los alumnos.

Lance alzó una ceja.

-Mi nombre es Lance Sheldon, y seré el sustituto del señor MaCnillan hasta que… bueno, hasta que lo sepa. Podéis llamarme profesor Sheldon o profe, me es indiferente.

Una mano fue alzada desde casi el final de la clase. Entonces tuvo que pensar si iba a contestar a preguntas o no… como en aquel capítulo donde Ted Mosby empezaba como profesor en How meet your mother. Intentó no sonreír.

-¿Si?

-¿Cómo está el profesor MaCnillan?-Preguntó el chico que estaba en el sitio de delante de Christian.

Lance se encogió de hombros.

-Salió de la operación, pero yo no sé nada más. Se lo tendrías que haber preguntado a la directora.

-Ah.

-¿Cómo te llamas?

El chico, con gafitas y rubio, se sonrojó.

-Gerard Mejide.

Lance le sonrió.

-Espero quedarme con tu nombre.-Lance abrió el libro de latín y apuntó un par de palabras en la pizarra.-Me han dicho que el año pasado hicisteis ya las primera tres declinaciones, así que vamos a repasarlas con estas palabras.-Con letra pulcra y organizada apuntó una serie de palabras. Cuando hubo acabado se sentó en la silla del profesor.-Si no entendéis algo, venid a mi mesa, mientras voy a pasar lista… Stuard Adamsson.

-Presente.

Christian bufó, copiando las palabras. Odiaba la morfología… Pero era eso, o pelearse por siempre jamás con las matemáticas. Fuck you. Allá vamos con la primera palabra: nauta –ae.

-A, a, am, ae, ae, a…

-Christian Sloat.

-¿Eh?-Preguntó en voz baja.

Algunos de sus compañeros rieron.

-Presente…-Dijo tarde.

Lance siguió pasando lista.

Shit. Empiezas muy bien, Christopher Robin, muy pero que muy bien.

Los dos chicos que estaban delante de él se giraron.

-No te preocupes, la mitad de la clase es gilipollas y la otra mitad… bueno, quieren ser gilipollas.

Christian no dijo nada, intentando recordar la segunda declinación. Us, e, um, i, o, o…

-Me llamo Max, y éste es mi hermano Gerard.

Christian levantó la mirada de la hoja en blanco y observó a los dos chicos que tenía enfrente. Eran prácticamente idénticos, pero uno llevaba gafas y el otro el pelo más largo. Los saludó con un movimiento de cabeza y volvió a lo suyo.

-Un hueso duro de roer.-Comentó Max, y siguió copiando los ejercicios de su hermano.

-Está mal…

Christian se apresuró a fulminar a Gerard con la mirada y éste, ante la ruda mirada se encogió sobre sí mismo.

-El acusativo plural f-femenino es as… no ams.

-Eh… gracias, ¿Gerard?

Gerard le sonrió.

Poco a poco pasaron los dos primeros meses, y los exámenes finales empezaron a caer, agobiando a más de uno que no llevaba muy bien las clases. Christian, desgraciadamente, era uno de ellos. Solía hablar con los chicos que tenía delante, los hermanos Mejide, con los cuales había entablado una leve amistad. Pero no todo era bonito y bueno para Christian, el alejarse de sus compañeros había hecho que estos recelaran de él y empezaran a meterse con su persona y las actividades que hacía fuera del colegio.

Al principio no hizo nada, fue flexible al acoso intentando ser indiferente o simplemente ignorando lo que ocurría a su alrededor. Pero cuando la cosa empezó a rozar puntos en los que ya se convertía en insoportable rompió la promesa que se hizo y les plantó cara. Fue pero, oh, mucho peor. Le tiraron al contenedor de reciclaje después de haber perdido contra el abusón alfa durante una pelea de empujones. Se inventaron un mote que, aunque quisiera ignorar, no podía hacer. Poco a poco todo había vuelto como en los otros colegios.

Un día en el que los abusones ya se habían metido con él, Christian se percató de que se dirigían al lugar donde estaba Gerard Mejide leyendo un libro, pero antes de que pudiera decirle o hacerle algo, su hermano, Max, se les encaró y le dejaron en paz. Cuando Max reparó en que éste le miraba, bajó la cabeza y se acercó a su hermano. Christian no tenía ni tendrían un guardaespaldas nunca, ya lo sabía. Le tocaría morderse la lengua y aguantar… Jodido Infierno.

Lance también estaba agobiado por corregir los exámenes a tiempo, se quedaba hasta tarde en el instituto y apenas dormía en clase preparando las clases. Tenía una clase conflictiva, y aunque muchos de ellos eran buenos chicos, había otros que eran las manzanas podridas del frutero… y no cesaban de acosar a otros alumnos, ya fueran de esa u otras clases. Sloat era uno de ellos… No dejaba de pensar en él cuando tenía un rato libre. En cómo poder ayudarle. Un día le vio salir de uno de los contenedores, y fue cuando comprendió lo que le sucedía al chico, el porqué de sus malas notas y su actitud. Estaba sufriendo bullyng.

Sonó la campana y le sacó del ensimismamiento, recogió todos los exámenes de la mesa y los metió en la carpeta apresuradamente, había quedado con una chica aquella tarde y no quería llegar tarde.

Pero a la salida algo sucedido, algo que le hizo olvidarse de su cita y de todo lo demás.

Al salir por la puerta, se había olvidado el abrigo y tuvo que volver, tardó más de lo habitual porque tuvo que buscar al conserje para que la abriera la puerta de la sala de profesores. Después de agradecerle el favor, corrió por el pasillo sujetando su bandolera y se paró cuando observó a los matones de la clase acorralar a Christian contra un callejón.

Su deber como profesor le hizo correr enseguida hacia allí soltando la carpeta, la bandolera y el abrigo.

Christian notó el dolor en la espalda cuando Mike Abusón Carmichael le empujó contra la pared de ladrillo, y puede que fuera por ello que no llegara a ver el puñetazo que éste había preparado y que no comprendió hasta que impactó contra su cara.

Le rompió algo, porque oyó un crac y empezó notar la sangre tibia en su cara. Cayó al suelo, con las manos en la cara, reprochándose haber empujado a Mike contra las taquillas durante el recreo y haberle tirado el zumo encima. Idiot, idiot, idiot.

Supo que le iban a dar una paliza cuando el abusón le dio una patada contra el estómago que le hizo gemir como un perro.

-Ahora te pensarás dos veces el empujarme, capullo.-Y antes de que pudiera darle otra patada, alguien le empujó.

-¿Qué demonios os creéis que estás haciendo?

Christian, medio aturdido por el puñetazo aún y hecho un ovillo en el suelo no reconoció la voz, pero abrió los ojos y observó la alta figura que le protegía de los tres matones. Mike estaba en el suelo, con cara de sorprendido y aterrado.

-Nosotros…

-No estábamos haciendo nada.-Se apresuró a decir William Escupitajo Johnson.-Se cayó al suelo y hemos venido a ayudarle.

-He visto como el idiota de Carmichael se ensañaba con él, Johnson.

Entonces Christian reconoció la voz fría y seria del profesor Sheldon.

-No tienes pruebas, profe.-Habló Stuart Cicatriz Adamsson.

-Largo de aquí, niñatos de mierda.

Los tres se marcharon, no sin antes fulminar al pobre e indefenso Christian tirado en el suelo.

Cuando desaparecieron de su vista, Lance se giró a mirar al chico.

-¿Te encuentras bien, Sloat?-Y se apresuró a ayudarle a levantarse.

-Déjame en paz.-Christian se zafó del profesor con violencia, temblando aún de la emoción vivida. Se llevó una mano al labio partido, sorprendido de que su nariz estuviera intacta. Cogió su bandolera y empezó a caminar hacia la salida del callejón, algo aturdido aún por el golpe.

-¡Eh!

Christian ignoró al profesor.

-Déjame al menos acompañarte a tu casa.

-No voy a mi casa. Si llego así mi padre…-No quiso pensar en lo que le haría su padre. Le echaría la culpa de no llevarse bien con sus compañeros.

-Pues ven a la mía.

Christian se giró, sorprendido. Lance se reprochó no haber pensado antes en lo que había dicho. Se acercó al chico y le miró, le sacaba algunos centímetros.

-Te han partido el labio.-Y Lance le tocó el labio.

Christian soltó un chillido quejica y se apartó, molesto.

-¿Y?

-Se te va a infectar.-Explicó Lance, preocupado.

Christian se encogió de hombros.

-Mañana me harán algo peor, ¿qué más da esto?-Y se señaló el labio.

Lance bufó.

-¿Por qué no has dicho nada?-Preguntó, empezando a alterarse.-Esos chicos llevan acosándote mucho tiempo, ¿verdad?

-¿Para qué? Se meten con un montón de chicos más y a los profesores parece que os la suda.

-Eso no es verdad, a mí no me la suda.-Se quejó enérgicamente el profesor.

-Porque eres nuevo, espera un par de años y verás.

-No.-Lance le miró duramente con sus ojos azules.-No pienso dejar que se vuelvan a meter contigo, ¿me oyes?

-¿Y qué vas a hacer? ¿Me vas a proteger?-Se mofó Christian, quitándose la sangre que de nuevo corría por su basbilla.

-Sí, y ahora vamos, voy a curarte esa puñetera herida.-Le cogió del brazo y tiró de él hasta la puerta del instituto, donde estaban las cosas del profesor.

-No pienso ir a ninguna parte contigo.-Y el joven intentó zafarse de la garra férrea del profesor, pero fue inútil, sorprendentemente era muy fuerte. ¿Iría al gimnasio?

-Soy mayor que tú, puedo obligarte.-Cortó el profesor.

-Te acusaré de pedófilo violador.-Comentó Christian.

Ante eso, Lance se paró frente al coche, en estado de shock y soltó al muchacho como con asco.

-Lo siento…-Dijo, mirando al vacío inexistente y pensando en su perturbada infancia. El dolor en el pecho que volvía a él con cada recuerdo, le amargó.

Christian estaba sorprendido, le observó sin entender la reacción, pero al ver amargura y tristeza en aquellos ojos claros, se sintió culpable.

-Bueno… supongo que puedo ir a que me cures y luego largarme… ¿Entendido?

Lance asintió, asimilando poco a poco la información y apartando los recuerdos de su cabeza. Abrió el coche y ambos subieron, él más tranquilo y Christian no tan convencido.

-¿No deberías llamar a tus padres? Podrían preocuparse…

-Sí, supongo que sí.-Christian sacó el móvil de su bolsillo y pulsó la tecla de re llamar. La voz de su madre le contestó.-Soy yo… me voy a casa de un compañero de clase… Gerard Mejide… puede que me quede a dormir o venga muy tarde. Vale, si, no, de acuerdo, adiós.-Y colgó antes de que su padre quisiera hablar con él.

-¿Dónde vas a dormir si no vas a casa?-Preguntó Lance, intrigado.

-Por ahí.

A Lance no le gustó la respuesta, pero no dijo nada más, aparcó en el garaje y subieron a su apartamento, donde todo estaba un poco desordenado.

-Perdona, no recibo muchas visitas.-Comentó, dejando el abrigo en el perchero y la bandolera con la carpeta sobre un escritorio.

Christian observó el pequeño apartamento de una habitación, cocina americana y baño. No estaba mal, si no fuera por la ropa mal doblada del sofá y la cena-desayuno de la barra de la cocina. Se quedó de pie hasta que Lance le dijo que se pusiera cómodo, que iba a por el botiquín y se sentó en un hueco del sofá donde no había ropa.

Lance volvió a los minutos con algodón y una botella de vodka. Apartó la ropa descaradamente y se sentó junto a él.

-Vamos a ver… con suerte no habrá que llevarte a que te pongan puntos. No tengo agua oxigenada ni alcohol… solo esta botella que me regaló una amiga.

-Duele igual…-Y cuando notó el algodón empapado de vodka, pegó un brinco y un gemido.- ¡Oye! Eso duele de cojones…

-Vamos, no tiene que ser para tanto.-Comentó Lance, queriendo darle de nuevo con el algodón.

Christian se apartó bruscamente.

-¿Te parto el labio y lo compruebas?-Le amenazó, fulminándole con la mirada.

-Que agresivo…

Christian se enfurruñó.

-Pega un trago de esto para relajarte.-Y le ofreció la botella de absolut vodka

-¿Vodka? ¿Estás loco?

-Beberé yo también…-Y Lance le dio un largo trago, haciendo una mueca al tragar.

Christian le miró, sorprendido. Así que a eso se dedicaba el profesor en su tiempo libre. Suspiró, nada podía salir peor. Cogió la botella y le dio un tímido sorbo. La bebida le quemó la garganta, pero le gusto aquello.

-Ahora te pondré una tirita para que se cure más rápido.-Se levantó y le dejó allí con la botella.

Christian, problemático, antisocial y pensando que su vida era una puta mierda, pensó que darle otro sorbo a lo mejor mejoraba un poco su existencia. Se lo dio… No, nada… ¿Un tercero? Adelante… Sí, empezaba a sentirse un poco mejor. Dio un cuarto y un quito, estos largos y potentes, al décimo y al undécimo había perdido la capacidad de contarlos, así que los siguientes no supo cuáles eran.

Cuando Lance volvió con una cajita de tiritas para herpes, no sabemos por qué demonios tendría eso, le observó con la sonrisa en los labios y la botella entre las dos manos.

-Sloat… ¿te encuentras bien?

Christian asintió.

-Mi vida es una mierda, profesor, pero creo que yo me lo he buscado… hip ¿me entiendes? Pensaba que no me harían daño si no les dejaba entrar en… ¿mi caparazón? Hip

Lance le quitó la botella, la cual estaba por la mitad cuando al abrirla estaba entera.

-¿Cuántos sorbos has dado?

Christian le miró sonriendo.

-Dos hip.-Miró la botella.-Vaya, profesor, sí que le gusta darle al trago hip.

Lance suspiró con cansancio.

-Voy a hacerte un café…-Y se dirigió a la cocina.

-No me gusta hip.-Christian se fue a levantar, pero maniobró mal y calló sobre la ropa con unos calzoncillos de Lance en la cabeza.

-Da igual, te sentará bien.-Lance trasteaba con la cafetera y buscaba el nescafé por los armarillos.

-Creo que soy bisexual.-Dijo Christian, mirando fascinado la ropa interior de Lance.

-¿Qué?-Lance se giró, pillándolo en el acto con su ropa íntima.

-Por eso se meten conmigo.-Explicó Christian.

-Vaya… tiene su lógica, sí.

-Entré en un colegio de chicos esperando encontrar alguien, hip, pero no lo he encontrado.

-Ya lo encontrarás.-Le esperanzó Lance, pensando de pronto en su poca e infructífera vida sexual.

-¿Tú eres gay?-Le preguntó Christian, que se había levantado del sofá y se había acercado a la barra americana de la cocina.

-No, no lo soy.

Christian le miró mordiéndose el labio inferior.

-Lo has probado.

-Sí.-Desgraciadamente.

-Entiendo.

Lance se giró para ver cómo iba el café.

-Me has salvado la vida.-Susurró Christian.

-Solo he hecho mi trabajo.-Contestó Lance, vertiendo el café en dos tazas.

-Seguro que no habría acabado muy bien si no hubieras, hip, llegado.

-Pero llegué.

-No sé cómo, hip, agradecértelo.

Lance se giró y vio como Christian se estaba desabotonando la camisa. Se la quitó, dejando su torso desnudo, blanco y algo atlético y la tiró al sofá con el resto de ropa. Lance no hizo ni dijo nada, observando al chico y recordando de nuevo su perturbada infancia. Pero en vez de pensar en aquel ser despreciable, simplemente lo encerró bajo llave y respiró profundamente.

Podía hacer dos cosas, rechazar al chico y decirle que se fuera borracho de su cada o acostarse con él y mandar su carrera a tomar por culo. Desvió la mirada a unos exámenes sin corregir que tenía sobre la mesa. ¿Lo suyo era ser profesor?

No se percató de que Christian se había acercado a él y le había empezado a quitar el chaleco, mientras le besaba el cuello con timidez.

A la mierda.

Le empotró contra la nevera y le besó en la boca, notando el sabor del vodka, no era gay, eso lo tenía claro, pero el chico había sabido excitarle con poco movimientos. Ya tendría oportunidad de arrepentirse de lo que había hecho más tarde.

Los movimientos de Christian eran torpes, pero los de Lance parecían los de un cazador acechando a una presa indefensa. Sentía su miembro duro contra los vaqueros, y el del chico contra su pierna. Bajó una de sus manos por el pecho desnudo de Christian mientras seguía besándole, enredando su lengua con la del chico. Cuando su mano tocó el miembro de Christian, este gimió de placer, agarrándose a su espalda y arañándole. Lance le mordió el labio y sin querer, le volvió a abrir la herida, de la cual empezó a salir sangre que se metió en su boca. Lance notó el sabor a hierro de la sangre, y aquello lo excito tanto que pensó que iba a correrse antes de tiempo. Se separó del chico, cogiéndole de la mano y guiándole hasta la habitación rápidamente. Al llegar, lo tiró sobre la cama mientras se desabotonaba el cinturón y se bajaba los pantalones.

Christian hizo lo mismo con él, con torpeza, sin creerse que fuera a acostarse con su profesor. Cuando el cuerpo caliente de Lance cubrió el suyo y notó el apremiante falo rozar su piel, gimió. Llevó sus manos hacia él y lo masajeó mientras Lance le besaba el cuello y le daba pequeños mordisquitos, luego subió al lóbulo de la oreja, más tarde de nuevo a los labios. Le dolía la herida, pero en ese momento su excitación llevaba las de ganar, todo el cuerpo de Christian le pedía sexo.

-Házmelo ya…-Susurró en la oreja de Lance.

Lance le miró con picardía, quitándole los calzoncillos y dándole la vuelta. Christian sabía que le iba a doler, que no estaba preparado aún para ello y que no debería entregar su virginidad anal al primero que se le ponía por delante.
Notó la punta de Lance haciéndose hueco en él, mordió la almohada y apretó los ojos, intentando no apretar el culo, relajándose.

Lance lo hizo con cuidado, sin querer hacerle daño. Entró poco a poco, sintiendo como Christian se revolvía bajo él y se acercó a su oreja.

-Cuando quieras que pare… dímelo.

Christian negó con la cabeza, notando como poco a poco el dolor se convertía en placer. Las embestida que habían empezado siendo lentas y poco profundas, se fueron haciendo rápidas y más profundas.

Lance notaba como la fricción de sus cuerpos le daba placer, el hormigueo lo notaba por todo el cuerpo, desde los dedos de los pies hasta el miembro que trabaja dentro de Christian.

El penetrado también notaba el placer, y supo que poco le faltaba para que el orgasmo se apoderara de sus sentidos. Le subió por la rodilla con un escalofrío que le erizó el vello.

-Oh.-Jadeó.-Ya llega.

-Pues yo también voy a llegar, pequeño.-Dijo Lance, y empezó a ir más rápido, con embestidas largas y profundas, notando también como su propio orgasmo llegaba al clímax que le esperaba.

Gimió cuando empezó a bombear dentro de Christian, y éste a su vez, jadeó cuando él mismo llegó al notar el orgasmo de Lance.

El profesor siguió invistiendo hasta que ya no le quedó nada más que darle y salió de él, agotaba por el esfuerzo y se tumbó al otro lado de la cama, desnudo y sudoroso.

Christian jadeaba aun notando el orgasmo, cansado y dolorido. Se giró para mirar a Lance y le sonrió para luego caer dormido presa de la embriaguez.

Lance sonrió, y entonces se acordó de que había dejado a una tía tirada por un alumno.

-Supongo que ha valido la pena…


He metido a Max y Gerard porque necesitaba secundarios... y les echo de menos, como a todos los de Invasión. Aunque no salgan mucho xD